Brindis lejano

[Nota: Si passeu per aquí per buscar una mica d'optimisme i d'alegria, passeu de llarg d'aquest post. Avui no toca]

Querida Patoja:
Hoy he tenido que echar un trago a ese Flor de Caña que me prestaste. Sí, ese que abrimos en otro tiempo y otro lugar, y que espera que te pases por acá para brindar por el futuro esplendoroso que nos espera a ambos. Y es que hoy ha sido un día de mierda. Todo lo que pudo haber salido mal, salió peor. Y no sé si te conté, pero mis reservas de afecto recibido están llegando a niveles críticos. Ahora que mis seres más queridos andan lejos, no sabes cuanta falta me hace un abrazo que no sea de mentira, uno que me convenza de que esta soledad que me atenaza no es el inevitable destino de mi porvenir. Y, si puede ser, que venga acompañado de palabras bonitas, de las que hace demasiado que no oigo. Sí, de esas que me ayudan a no dejar de creer en mí. A pesar de los pesares. Y aunque hoy más me hubiera valido quedarme en casa, apagar las luces y gritar bajo la almohada, sé que días como hoy es el precio que me toca pagar a cambio de llevar encendidas los sensores emocionales que me estremecen y me aporrean, pero que también me funden y me acarician por dentro.
Así pues, acepta este brindis lejano, con el que pretendo conjurar los malos espíritus que hoy me han hecho tropezar y con el que quiero volver a encontrar las señas que me conducen hacia las sonrisas.
¡Salud!